lunes, 7 de junio de 2010

CAPITULO 3

Un estruendo retumbó por todo el recinto. El doctor Sweets y yo nos volvimos asustados, aunque Sweets tenía un tinte algo menos nervioso en su rostro. Salimos del despacho y vimos a todos los allí congregados corriendo hacia otro despacho. La puerta se abrió y salió un denso humo negro. La gente se apartó y un hombre, totalmente ahumado, se quita las gafas protectoras, dejando ver una característica marca clara rodeando sus azules ojos. Del despacho contiguo al de Sweets sale la doctora Saroyan, con la que hablé minutos antes. Sus ojos casi se salían de sus órbitas al tiempo que andaba apresurada y torpemente hacia el grupo.


- ¡Doctor Jack Hodgins!,- exclamó Saroyan -. ¡Le he dicho más de un millón de veces que se me haga saber cuando vaya a realizar sus experimentos!


La doctora estaba claramente enfadada, pero sus ojos denotaban una increíble sorpresa.


- Doctora Saroyan,- responde el tal Hodgins, con una sonrisa triunfalista en su rostro -. Era de suma importancia el poder realizar este experimento.


Saroyan mira por encima del hombro de Hodgins para otear el interior del despacho


- ¿Y me puede explicar, doctor Hodgins, qué puede aportar un experimento sobre un pavo congelado en nuestra investigación sobre el caso del cadáver hallado en el desierto?


- Si nunca la hace caso,- respondí yo -, ¿por qué no le despide?


Todos se me quedaron mirando.


- Aparte de que es uno de los mejores científicos que ha tenido el Jeffersonian,- me respondió Saroyan -, es el hijo de nuestro principal benefactor económico.


- Ya... Un niño de papá con enchufe...


Apenas terminé de hablar, todos pusieron los ojos en blanco al tiempo que exclamaban un "uh..." que delataba que yo había dicho algo que no debiera. Hodgins avanzó hacia mí.


- Yo tendré un apellido y un padre millonario,- me respondió con cierto tono amenazante -. Pero he sabido hacerme valer entre la comunidad científica única y exclusivamente por mis conocimientos. ¡No en vano soy el rey del laboratorio!,- y dijo esto último lanzando los puños en gesto triunfal -. Por cierto, ¿quién eres tú?,- me miró de arriba a abajo -. ¿No serás alguien del gobierno que intenta ponernos trabas en nuestra investigación?


- Hodgins, déjate de paranoias,- respondió Sweets por mí -. Es el nuevo becario.


- Eso es lo que quieren que pensemos, pero seguro que nos están grabando ahora mismo. Además, os apuesto lo que queráis a que hay algún francotirador escondido apuntándonos con su arma,- Hodgins mira con cierto nerviosismo al tejado.


- Hodgins,- Saroyan le calma -. Es cierto. Es el nuevo becario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario